Por: Enrique (Henry) Stoopen Secades
Como estudiante de ingeniería física, me suelen preguntar TODO el tiempo por qué estudio lo que estudio… y a diferencia de muchos, yo tengo el recuerdo puntual de cuándo decidí estudiar física.
Yo tenía 14 años, y fui al cine con uno de mis mejores amigos. En realidad no nos importaba mucho la película, solo queríamos estar en el centro comercial conviviendo con gente de otras escuelas, pero ese es otro tema. La película que se estrenaba era Interestelar, del director Christopher Nolan, que hasta la fecha sigue siendo mi película favorita.
No voy a entrar a detalles sobre la película en caso de que no la hayas visto, pero tiene que ver con viajes al espacio, relatividad, dilatación temporal, agujeros negros, exoplanetas, cuántica y hasta física teórica; cosas que un chamaco de 14 años no tiene que comprender, pero vaya que saliendo de ese cine, me dio un hambre de conocimiento insaciable.
El no entender nada de la película me obligó a llegar a mi casa e investigar sobre el tema. “Explicación de Interestelar” en YouTube fue lo primero que busqué y quedé maravillado con las explicaciones de los fenómenos físicos de la película, aunque no los entendiera por completo. Pero aún así yo me había enamorado de lo desconocido y de las leyes de la física.
Más tarde me encontraba en fiestas recitando estas explicaciones y videos que consumía a diario, desde teoría de cuerdas hasta la deducción de la ecuación de Dirac y poco a poco eso se volvió parte de mi personalidad.
La física es parte de mi identidad, no pasa un segundo en el que no piense en ello, y todo gracias a que un viernes en la tarde, a los 14 años, fui a ver Interestelar con un cuate.
Hoy por hoy, como estudiante de cuarto semestre de ingeniería física, te puedo asegurar, estimado lector, que soy la versión más feliz de mí mismo.
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