Por: Lorena Arias Montaño
En julio de 1991, después de vivir mi primera experiencia con un eclipse total de Sol, me surgió el deseo de convertirme en cazadora de eclipses, lo cual implica tener los recursos para desplazarme a cualquier lugar del planeta donde se pueda observar el espectacular fenómeno. Sucede que la naturaleza es algo caprichosa, por llamarle de alguna manera a la geometría de sombras entre Tierra, Luna y Sol, y la probabilidad de que una persona pueda contar más de un eclipse de este tipo en su lugar de residencia es extremadamente baja, casi nula. Además, muchas veces la franja de totalidad de un eclipse no cae sobre tierra firme, y aunque para esos casos están las agencias de astroturismo que ofrecen cruceros por el océano, los precios son altos.
En el 2010, planeando con mi familia las vacaciones de verano sugerí un viaje a Sudamérica con un argumento contundente: ninguno de los involucrados conocíamos el sur de nuestro continente. Había un segundo argumento que no mencioné al momento de la propuesta y que para mí también era atractivo: el eclipse de julio de ese año se podría observar en el sur. Sabía que la totalidad podría ser vista desde la Isla de Pascua, pero la idea de agregar un eclipse parcial a las vacaciones me emocionaba. Viajamos a Sudamérica y observé el eclipse desde Valparaíso, Chile. Ese día tuvimos excursión con itinerario, pude fotografiar el eclipse en dos momentos y el resto lo observé a bordo de un autobús. Inicialmente consideré el quedarme en Santiago para dedicarme exclusivamente a la observación del eclipse, mejor que no lo hice pues en la ciudad hubo nubes y lluvia.
Todo eclipse tiene su encanto, pero nada se compara con un eclipse total de Sol. En 2019 regresé a Chile con la intención de observar mi segundo eclipse total. Fue un viaje exitoso, viví con emoción plena los cuatro minutos que duró la totalidad y cuando terminó yo ya estaba pensando en a dónde viajaría para mi tercer eclipse. Sigo pensando en ello y confío en que no pasen nuevamente veintiocho años entre eclipse y eclipse. Mi expectativa está puesta en el eclipse de abril del 2024 que será visible en zonas del norte de México.
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