Lluvias de estrellas

Por: Lorena Arias Montaño

Todo parece indicar que la temporada de lluvias en la Ciudad de México y en gran parte del país está por comenzar. ¿Existe una temporada de lluvias de estrellas? Cuando una partícula sólida que viaja en el espacio es atraída hacía la Tierra por su influjo gravitacional, la atmósfera de nuestro planeta genera una fricción tan intensa que la partícula se quema sin poder llegar a la superficie. En muy pocos casos, cuando el tamaño es considerable, el cuerpo no se destruye por completo y al resto que sobrevive se le denomina meteorito. El meteorito más grande del que se tiene registro mide casi 3 metros y pesa 66 toneladas; el peso se debe a que está compuesto de metales, principalmente fierro y níquel.

La mayoría de las partículas que son atraídas por la Tierra se queman en la atmósfera y dejan un destello a su paso, cuando son eventos aislados se les llama estrellas fugaces, pero cuando son varios en la misma noche y que parecen surgir de una misma región del cielo es una lluvia de estrellas. El origen de una lluvia de estrellas está en el material que un cometa va dejando mientras se acerca al Sol para rodearlo y después alejarse de él. Eventualmente, la Tierra pasará por estos restos cometarios y una gran cantidad de estas partículas “lloverán” en nuestro cielo local. Las órbitas de los cometas y de la Tierra se conocen con gran precisión y es posible hacer la predicción de cuándo será el máximo de intensidad de una lluvia de estrellas, también se puede estimar el número de eventos por hora que un observador podría registrar, que típicamente puede llegar hasta 200, en condiciones de mínima contaminación lumínica, incluida la de la Luna.

A la región en donde parecen iniciarse las ráfagas se le llama radiante y su ubicación en las constelaciones celestes da nombre a la lluvia de estrellas, así tenemos las Oriónidas, las Leónidas, las Perseidas, las Gemínidas, etc. De vez en cuando los medios nos dan aviso de la proximidad de una lluvia de estrellas y nos emocionamos ante la idea de poder presenciarla. En estos eventos un telescopio no tiene ninguna ventaja sobre la observación a simpe vista, por el contrario, nos impide disfrutar del espectáculo. La razón es que el área del cielo que cubre un telescopio es tan pequeña que la probabilidad de que uno de los destellos cruce por ahí es prácticamente nula, de ser el caso duraría tan poco que no podríamos ver detalle alguno. Es por eso que la recomendación para la observación de una lluvia de estrellas es buscar el cielo más oscuro que se pueda y simplemente usar una silla cómoda o tenderse en el suelo y esperar a que la gravedad y la atmósfera de la Tierra hagan su parte.

Una lluvia de estrellas que cada año causa expectativas son las Leónidas, en noviembre. Desafortunadamente este 2022 se pronostica una lluvia pobre, apenas 9 eventos por hora. Pero no perdamos esperanza de que en el futuro nos toque presenciar unas Leónidas como las de 1833, cuando en una sola noche se registraron cientos de miles de destellos.

Deja un comentario

Your email address will not be published.