Por: Ignacio Santiago Prieto
En los tiempos de la inmediatez, las comunicaciones a través de redes sociales, la dependencia obsesiva a los dispositivos electrónicos y demás factores que determinan “la modernidad”, la adquisición de conocimiento nuevo en cerebros jóvenes implica retos diferentes. Los retos en la educación medio superior y superior intentan ser alcanzados con la ayuda de apps, juegos, exámenes rápidos con calificaciones inmediatas. Así se mueven esas personas que aprenden, así nos movemos las personas que pretendemos formar. Lograr ese momento de cautivar con el conocimiento es cada vez más difícil en el salón de clases, en los laboratorios, en prácticas de campo. Sin embargo, la aparición repentina de un telescopio en un ambiente educativo sigue teniendo una reacción única. ¿Qué es eso?, ¿qué vas a ver? ¿puedo usarlo?, son algunas de las preguntas más recurrentes. Nadie espera ver una imagen astronómica a través de una pantalla de teléfono, a través de una app o en la red social favorita, “¿Qué chiste?”, dicen. La sensación de interés se nota desde que se empieza a poner la montura porque, a pesar de no saber qué sigue, ciertamente no es usual montar un equipo astronómico en medio de un patio… aunque debería.
Cuando uno tiene lista la montura y el telescopio, la atención puesta al cielo y esa mirada de astrónomo ilusionado, esos cerebros inquietos empiezan a acercarse. Quiero creer que les ilusiona ver lo que uno analiza cuando alinea el telescopio, cómo es que, si sabemos que no es correcto ver el Sol directamente, es posible apuntar un telescopio hacia esa estrella. ¿Está loco o qué?, más de uno se preguntará. Una vez que está todo listo, buen enfoque, buena alineación, buen seguimiento, se levanta la mirada hacia el “público” que, con ese ímpetu que aún los caracteriza no dudan en acercarse para asomarse por el telescopio. Para algunas personas es la primera vez en su vida que se alinean sus pupilas con las pupilas de un telescopio. Las reacciones son diversas. Cuando no es un ojo entrenado, se requiere de una breve explicación seguida del “¿qué se supone que tengo que ver?” que llega a provocar el tan deseado “¡Guau!” que cualquier persona educadora desea recibir. Con la correcta paciencia y el correcto detalle de la explicación de la imagen se consigue satisfacer esa curiosidad e incitar a las personas que aprenden un deseo de ver más. Y si adicionalmente a esto, las personas se llevan como souvenir una foto del Sol, la satisfacción es mayor. Lo mejor es cuando preguntan sobre qué otras cosas se podrían ver. Misión cumplida.
Por eso es por lo que decimos que la astronomía es un medio inspirador de conocimiento, una experiencia fundante en el trayecto de aprendizaje de jóvenes y adultos en cuanto a ciencia y autoconocimiento. A partir de hacer conscientes a las personas sobre la cotidianidad con la que viven al lado de la astronomía un pensamiento científico público se fortalece. Entonces desde esta oportunidad de acercarse, investigar, crear conocimiento y entusiasmarse con un telescopio, es relativamente fácil dar el brinco para entender cosas como relojes solares, recurrencia de eclipses, fotografía científica e inclusive la adopción de ciencias “menos aplicadas” como la física, la química y la biología.
Creo que es importante aclarar lo fundamental que puede ser esta cotidianidad en el pensamiento científico. En mi opinión, las personas que nos dedicamos a la formación académica científica y tecnológica tenemos además una responsabilidad social extraordinaria. Esta es, confirmar que el conocimiento científico no es solo para los profesionales en las áreas, también es fomentar el pensamiento científico, que no hace de todas las personas expertas en ciencia, pero sí una sociedad que razone en situaciones de la vida diaria con base en la experiencia explicada por la ciencia, por principios matemáticos, físicos, químicos, biológicos y no por principios seudocientíficos que carecen de sustento lógico. Promover que la ciencia no es una serie de principios en los que se cree, ni es un conjunto de ideas que se adoptan sin razonar. Nuestra responsabilidad es promover que la ciencia se entiende o no y que entendiéndola una sociedad crece en cultura y se fortalece en educación.
Por todo esto, la astronomía es una gran herramienta para inspirar por que lleva a que personas de todas las edades y ocupaciones tomen rumbo en su realidad, sean más cultas, se sientan parte del universo en el que viven y, en mi opinión, vivan más plenamente su felicidad.
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